Abogado Aviles

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ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES Y MENORES

Hace unos años leí un artículo titulado “Elogio del aburrimiento” escrito, creo recordar, por Ana Mª Moix, en el que relataba su infancia y describía los múltiples juegos que ella y su hermano se inventaban para paliar las horas muertas. En aquel entonces, evidentemente, no había maquinitas, ni internet ni otros inventos posteriores que han venido a matar la creatividad, en mi opinión.

Ese artículo lo pegué en la nevera para que mis hijos lo tuvieran a la vista y cuando cada dos por tres me decían “me aburro…” como si yo fuese la encargada de facilitarles continuamente ocupaciones para evitar el aburrimiento, yo me remitía al artículo en cuestión. Reconozco que soy un poco como el abuelo cebolleta y siempre les contaba la cantidad de cosas que hacíamos cuando éramos pequeños en aquellas tardes interminables del fin de semana o durante la semana, después de hacer los deberes.

¿Y por qué os cuento todo esto? Porque algunas veces me sorprendo de todo lo que hacemos los padres para que nuestros hijos encadenen multitud de actividades y tengan siempre su tiempo ocupado. Tanto es así que cuando tienen tiempo libre no saben qué hacer y nos vienen con la temida frase: “me aburro…”.

No sé si estáis de acuerdo, pero he visto horarios de niños de cuatro y cinco años tan repletos de actividades que sólo verlos ya me agota: ballet, judo, robotix, natación, fútbol, piano y que no falte el inglés o incluso el chino. Tanto es así que algún juez últimamente ha tenido que decirles a los progenitores durante la vista que el niño no tiene ni un momento libre y que resulta un poco excesivo apuntarlo a tantas actividades.

Evidentemente es decisión de los padres apuntar a los niños a unas u otras actividades o a ninguna, pero en el caso de padres divorciados el tema de las actividades extraescolares da lugar a muchísimos conflictos.

En primer lugar ambos y no sólo el que tiene la custodia, han de ponerse de acuerdo en las actividades que harán sus hijos (esto ya es fuente de problemas porque muchas veces uno de ellos apunta al niño a un actividad sin contar con el otro), han de asumir los gastos mensuales y los gastos extras derivados de cada actividad (vestidos de ballet, botas de fútbol, equipación, etc) que muchas veces no son precisamente nimios y han de compaginar todo ello con las visitas del padre o madre que no tiene la custodia.

No sé qué pensáis pero creo que principalmente cuando los niños son pequeños y no existe custodia compartida, el padre o madre que no tiene la custodia y que solo tiene unas horas durante unos días determinados para estar con su hijo no debería limitarse a hacer de taxista, llevando y trayendo a su hijo de una actividad a otra, porque ese es el tiempo que tiene para estar con su hijo y a ello debería dedicarse.

Por eso, en mi opinión, tenemos que ser un poco cautelosos con el tema de las actividades extraescolares, no cargar a los niños con tanta actividad y tanto horario reglado, dejarles un tiempo para que jueguen libremente y que pasen tiempo también con el otro progenitor.

Y la segunda parte, sería deseable no sobrecargar el juzgado con estos asuntos porque al final estamos judicializando nuestra vida en exceso y dejando que sea el juez el que tenga la última palabra incluso en estos temas menores. ¡Dejemos en manos del juzgado las cosas importantes si no es posible un acuerdo e intentemos consensuar estas “pequeñas cosas” entre nosotros!

¿Estáis de acuerdo?